El pez betta tiene inteligencia y tiene capacidad para recordar y reconocer a su dueño
Esto que voy a decir no está y no ha sido mencionado nunca en ningún libro o en ninguna página web, pero según mi experiencia, el pez betta es uno de los pocos peces (agua dulce y marino) que realmente se puede considerar inteligente, y digo esto porque me he dado cuenta que son capaces de reconocer y confiar en sus dueños o las personas que los cuidan.
Esta característica no es común en todos los peces y solo se puede apreciar en pocas especies de peces de agua dulce y en algunas especies de peces marinos. Después de haber administrado más de 3 tiendas de mascotas y acuarios, y después de 30 o más años en el hobby, me he dado cuenta que algunos peces poseen lo que llamamos “conciencia”, y esa conciencia les permite controlar sus instintos.
Entre los peces de agua dulce que reconoce e interactúa con su dueño podemos nombrar al pez Oscar y al pez Disco, y en los peces marinos tenemos al Angel Reina y la Ballesta Reina. Creo que a esta lista podríamos agregar al pez betta, y también podríamos tener en cuenta a los payasos ocellaris, por algo que me llamó mucho la atención en una oportunidad, y que les contaré al final de este artículo.
Peces de agua dulce
El pez oscar y los peces discos comen de la mano de su dueño, observan y siguen de cerca cualquier tarea que pueda realizar su dueño dentro del acuario, y dependiendo de la confianza que tenga con el o ella, puede rozar o picotear su mano con suavidad como señal de afecto.
En algunas ocasiones y en algunos individuos muy especiales, se dejan tocar o agarrar, pueden llegar a introducirse en las manos de sus dueños, y a veces se dejan hasta sacar del agua por pura diversión. Estas manifestaciones de apego y confianza ocurren solo con sus dueños y no con cualquier persona que le ofrezca alimento, así que podemos asumir que el comportamiento es por afecto y no por interés en los alimentos.
Peces marinos
En el caso de los peces marinos, el ángel reina y la ballesta reina (adultos) reconocen y toman comida de la mano de su dueño, se dejan tocar aunque no los estés alimentando, se dejan capturar cuando están enfermos, y muchas veces se introducen solos en las mallas para ser sacados del agua, para recibir tratamientos de extracción de parásitos con pinzas, y tratamientos de baños de inmersión en agua dulce.
Estos tipos de manipulaciones y tratamientos son sumamente estresantes para el pez, y solo su dueño o persona de confianza podrían manipular a estos peces de esta manera bajo estas circunstancias, ya que ellos poseen mecanismos de defensas que les permitirían infringir serias lesiones o cortaduras a las personas que intente capturarlo o manipularlo sin su consentimiento.
Payaso ocellaris
En una oportunidad separé a un payaso ocellaris de su grupo, porque estaba siendo atacado por el resto de los peces, por ser el más pequeño de la colonia. El ocellaris tenía lesiones en sus aletas y puntos blancos debido posiblemente al estrés al que era sometido. El pez fue colocado en un acuario junto a algunos corales goniopora y almejas tridacnas, que estaban recibiendo tratamiento con antibióticos, y durante las primeras semanas tenía que sacarlo a diario, para darle baños de agua dulce, para reducir la cantidad de parásitos ¨Cryptocaryon¨ y para aliviar la inflamación que tenía en sus agallas.
Con el tiempo el ocellaris se recuperó, pero permaneció en ese acuario porque todavía era muy pequeño, y existía el riesgo de que fuera atacado nuevamente por sus compañeros, si se le colocaba de vuelta en el acuario comunitario. El tiempo pasó y ese ocellaris permaneció en el acuario de cuarentena que estaba junto al escritorio de mi cuarto, porque vi que estaba a gusto en ese acuario. El payaso ocellaris estaba acostumbrado a mi presencia porque muchas veces trabajo en ese escritorio, y cada vez que me veía se alegraba agitando sus aletas, y yo para saludarlo, golpeaba el vidrio del acuario con los dedos, que él seguía gustosamente a todos lados.
En una ocasión mientras trabajaba en la computadora, comencé a sentir pequeñas gotas de agua y pensé que iba a comenzar a llover, pero pronto me di cuenta que eso no era posible, porque estaba bajo techo y dentro de mi cuarto, y ahí fue cuando me di cuenta que no era la lluvia, sino el ocellaris que estaba lanzando agua con su boca para llamar mi atención. Ese comportamiento se convirtió en hábito, y cada vez que me sentaba junto al acuario, hacía lo mismo, y hasta que no lo mirara y prestara atención, no paraba de lanzar agua.
Comportamiento de los peces betta con sus dueños
El comportamiento que desarrollan los peces betta con su dueño, puede ser muy similar al que se desarrolló con el payaso ocellaris que acabamos de describir. Los peces betta en la mayoría de los casos, agitan sus aletas de forma vigorosa cuando ven a sus dueños, pero muchas veces lo hacen, no para lo solicitar alimento, sino atención por parte del dueño. No hace falta darles de comer cada vez que lo veamos, pero sí es bueno acercarse y hacerle algún tipo de gesto o señal para que ellos sepan que estamos atentos a ellos, y eso ayudará a construir el lazo entre el pez y la persona que lo cuida.
Adiestramiento de peces betta
Nunca he adiestrado o entrenado a ningún pez betta porque no tengo tiempo para hacerlo, pero según lo que he leído en Internet, los trucos que describen están basados en el interés del pez por la comida, y con eso hacen pasar al pez por un aro bajo el agua, saltar fuera del agua y empujar una pelota perforada con alimento en su interior. Todos estos trucos consisten en atraer al pez hacia la comida, obligándolos a sortear unas series de obstáculos o impedimentos para llegar a él.
Para serles sincero, pienso que lo más importante es crear el lazo de afecto que une al pez a la persona, y los trucos que puedan realizar o no, serían de poca importancia. Creo que lo que realmente disfrutamos de un pez o una mascota es de su compañía, así como ellos disfrutan de la nuestra. Y para los que aún quieran entrenar a su betta “cosa que no objeto”, creo que sería de mucha ayuda ganarse el afecto y la confianza del pez, para obtener su atención e interés en lo trucos que se le quiera enseñar.